Francisco Casavella, cuyo nombre real era Francisco García Hortelano, adoptó pronto un seudónimo para evitar confusiones con un autor más veterano de su mismo apellido. Su identidad literaria quedó fuertemente ligada a sus evocadoras representaciones del submundo barcelonés, un tema recurrente en su obra. Casavella supo fusionar agudos comentarios sociales y políticos con una sensibilidad picaresca, a menudo situando sus narrativas en un contexto histórico. Su voz única, caracterizada por el ingenio y una aguda observación de las dinámicas sociales, exploró temas como la ambición y la transición social, dejando una huella significativa en la literatura.
Martín de Viloalle decide acompañar a los jesuitas expulsados de España en 1767, viajando por Roma, Alemania, Dinamarca y París. Proveniente de la aristocracia, se une a una sociedad marginal que busca entretener a la clase aristocrática con arte, filosofía y engaños.
Martín de Viloalle, asume durante toda su vida la única decisión en su vida que toma libremente, acompañar a los jesuitas expulsados de España en 1767, por orden del rey Carlos III. Este joven procedente de la aristocracia acompañará a los jesuitas por Roma, los estados alemanes, Dinamarca y la París revolucionaria, al tiempo que será miembro de una sociedad marginal, filosófica, artística y estafadora decidida a ir de corte en corte para entretener el gusto, el sexo, el intelecto y el aburrimiento de la clase aristocrática.