En Habitaciones exiguas, James Purdy lleva a cabo una verdadera escenificación literaria e la desesperanza humana. La atmósfera alucinante de este libro, sumada a su virulencia narrativa -donde el uso del americano coloquial alcaza cotas de clasicidad, como señala Paul Bowles- lo convierten en una metáfora implacable de nuestra más actual contemporaneidad. Los personajes que pueblan esta novela, sintetizan magistralmente la sensibilidad y las experiencias de nuestra época: autodestrucción, soledad y amargura. Como ángeles oscuros que sólo pueden permanecer en la acre frontera que separa lo infernal de lo celestial, los protagonistas, Sydney, Garth y Roy –a remolque de ellos también la madre de Garth, Irene-apenas pueden entrever un retazo de pureza. La crueldad y las humillaciones que se infligen son todos los datos humanos a que pueden aspirar. Prudy conducta a sus criaturas de ficción hasta un agobiante cul de sac, un poso abismal donde la ternura, donde le amor total y violente entretejen una desesperada y sobrehumana quimera. En Habitaciones exiguas, James Purdy demuestra el gran arte de concebir una literatura sin concesiones formales y temáticas. Una literatura de lineal dureza estilística y demoledor argumento. Una historia intensa y pletórica de lucidez y tristeza.
