Insatisfecho con la educación tradicional y los matrimonios concertados, Ai Wu buscó una vida fuera de las convenciones, lo que lo llevó a Birmania, donde comenzó su viaje literario. Sus primeras experiencias y su posterior participación en la Liga de Escritores de Izquierda en Shanghái moldearon su voz distintiva. Ai Wu se mantuvo como un autor prolífico mucho después de 1949, contribuyendo al panorama literario con obras que exploran profundos aspectos de la condición humana. Su escritura se caracteriza por su reflexiva conexión con los cambios sociales y la introspección personal.
Ai Wu entdeckt das Ungewöhnliche im chinesischen Alltagsleben der vergangenen fünf Jahrzehnte. Seine Prosa spiegelt eine exotisch anmutende und dennoch reale Welt wider – die dramatischen Ereignisse in einem zerfallenen Tempel, die Folgen eines Ehebruchs oder die Schicksale unterdrückter, zerbrochener und aufbegehrender Frauen.