Walter Henry Thompson sirvió como guardaespaldas de Winston Churchill durante 18 años, de 1921 a 1945. Durante este tiempo, Thompson se enfrentó a numerosas amenazas, desde agentes nazis hasta grupos terroristas, y se le atribuye haber salvado la vida de Churchill en aproximadamente veinte ocasiones. Las exigencias de su servicio fueron tales que Thompson sufrió una crisis nerviosa, pero siempre regresó a sus funciones. A pesar de haber completado casi unas extensas memorias, se le prohibió publicarlas después de la guerra para proteger su pensión de policía, y solo una versión abreviada vio la luz.
In this collection of Churchill's bodyguard's most entertaining and astonishing memories, he describes the extraordinary experience of shadowing the great man throughout World War 2. We see the greatest Briton being ingenious, impetuous, forthright, irritating and unpredictable, but above all, an inspired leader.