La polémica de 1931 entre Carl Schmitt y Hans Kelsen sobre el defensor de la Constitución es un momento clave en el Estado democrático, donde surgen intuiciones y críticas que superan el marco de la justicia constitucional. Kelsen, en su Constitución Austriaca de 1920, propone que un órgano técnico especializado tenga el monopolio del control de constitucionalidad de las leyes. En contraste, Schmitt sugiere que el “Reichpräsident”, como representante elegido por el pueblo, debe ser el guardián de la esencia de la Constitución cuando esta se vea amenazada. Estas posturas antagónicas reflejan visiones distintas del Estado, la Constitución y el Derecho, separando a estos dos destacados juristas del siglo XX. Por un lado, la Constitución se ve como una norma lógica sin contenidos ajenos a lo jurídico; por otro, se entiende como un conjunto de decisiones políticas fundamentales que expresan la voluntad colectiva de un pueblo, lo que puede generar contradicciones. Giorgio Lombardi, en el estudio que precede a los textos, analiza los argumentos de esta controversia en su contexto lógico, diferenciando entre la defensa existencial de la Constitución y la preocupación por garantizar su aplicación. En el primer caso, se busca la continuidad de la estructura política; en el segundo, se busca depurar y dar coherencia al orden normativo.
Giorgio Lombardi Orden de los libros



- 2009