Una novela contada a dos la de Erich Honecker desde su exilio en Chile y la de Patricio Dupré, un ex refugiado en la RDA.Luego de la caída del Muro de Berlín y la consecuente disolución de la RDA, Erich Honecker encontró asilo en Santiago de Chile. Patricio Dupré, chileno y ex refugiado en Alemania Oriental, consigue un trabajo como traductor del líder del régimen que lo separó de su gran amor, Valentina Bode, quien a su vez esconde oscuros secretos dada su vinculación con el Partido Socialista Unificado de Alemania.Con la maestría que lo caracteriza, Ampuero narra a dos la del propio Dupré y la de Honecker, contraponiendo sus visiones y desenredando una madeja de intrigas internacionales que recuerda a las mejores novelas de espías y a series de éxito como The Americans. Los últimos días del secretario general del PSU son relatados con el talento y la mirada que caracterizan a un autor que vivió en carne propia los socialismos reales.Un título que se puede leer como un relato de espías, incluso como una novela histórica, pero sobre todo como testimonio político de una época que sigue generando acaloradas discusiones entre convencidos y desencantados, con la que Roberto Ampuero vuelve a su mejor registro.
Roberto Ampuero Espinoza Orden de los libros
Roberto Ampuero es un autor chileno reconocido por sus penetrantes reflexiones sobre la sociedad y la política contemporáneas. Sus obras, que han alcanzado más de 40 ediciones en Chile, exploran frecuentemente temas de identidad, migración y la búsqueda del lugar de uno en el mundo. Ampuero se distingue por sus agudas observaciones y su habilidad para retratar complejas relaciones humanas.







- 2024
- 2019
¿Quién mató a Cristián Kustermann?
- 288 páginas
- 11 horas de lectura
- 2015
En este relato en primero persona, continuación de Nuestros años verde olivo, Roberto Ampuero narra los años en que vivió en la República Democrática Alemana, adonde llegó huyendo de la dictadura chilena cuando era un militante de las JJCC de Chile. Allí se encontró con la solidaridad del gobierno comunista que le permitió vivir, estudiar y amar, pero asimismo, con un sistema represivo, atrasado en décadas económica y culturalmente, y que solo podía mantenerse en pie gracias al estado policial y a las tropas soviéticas allí estacionadas