Un año en Roma
- 208 páginas
- 8 horas de lectura
Anthony Doerr escribe con una exquisita sensibilidad hacia los detalles y la belleza del mundo, incluso en sus momentos más oscuros. Su prosa profundiza en complejas conexiones humanas, explorando experiencias profundas con un enfoque particular en la empatía y las formas en que nos conectamos a través de grandes distancias. Los lectores se sienten atraídos por su habilidad para crear imágenes vívidas y personajes que resuenan mucho después de la última página. Su obra es un testimonio de la resiliencia del espíritu humano y la búsqueda de la luz en circunstancias que de otro modo podrían llevar a la desesperación.
Desde su niñez en Alaska, David Winkler se ha sentido atraído por los cambios del tiempo y ha vivido obsesionado por la nieve. Además, David tiene un don: a veces puede ver cosas antes de que ocurran. Sus premoniciones le permiten saber que un vecino será atropellado por el autobús o que se enamorará de una mujer en un supermercado. Pero cuando David sueña que su hija se va a ahogar en una inundación sin que él pueda salvarla, toda su vida se desmorona. Huir de su familia, de su casa y de su propio futuro parece el único modo de negar el sueño que lo atormenta. Solo, sin medios y sin saber si su hija ha sobrevivido o si su mujer ha conseguido perdonarlo, David tendrá que comenzar una nueva vida. Hasta el día en que deba enfrentarse a la decisión de buscar a las personas que dejó atrás. (Fuente: Casa del libro).
Cuando Marie Laure comenzó a perder la vista tenía solo seis años y vivía en París con su padre, que trabajaba como responsable de las llaves y cerraduras del Museo de Historia Natural. Ante el avance de la ceguera de la pequeña, su padre construyó una maqueta en miniatura del barrio para que ella pudiera leerla con los dedos y memorizar el camino a casa. La solución no duró mucho: unos años más tarde, el ejército nazi irrumpió en París y ellos tuvieron que refugiarse en la ciudad amurallada de Saint-Malo. Lo dejaron todo atrás a excepción de una cosa: la joya más valiosa –y acaso la más peligrosa– del museo. Saint-Malo es también el último destino de Werner, un miembro de las Juventudes Hitlerianas al que le han encargado la misión de rastrear a la resistencia a través de toda Europa. No es un soldado cualquiera. Su curiosidad e inteligencia le han convertido en un experto en una tecnología poderosa y relativamente nueva que podría ser decisiva para ganar la guerra: la radio. El día en que las bombas alcancen finalmente la ciudad, las historias de Marie Laure y Werner se encontrarán y chocarán, y de ese estallido saldrá la luz que ambos necesitan para escapar de la oscuridad.