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Natalie Andrewson

    Cascanueces y el rey de los ratones
    The Kids of Cattywampus Street
    • The Kids of Cattywampus Street

      • 128 páginas
      • 5 horas de lectura

      "An extraordinary book." --Lemony Snicket, author of A Series of Unfortunate Events Lovers of Roald Dahl and Louis Sachar's Sideways Stories from Wayside School will be captivated by the adventures of this very special group of friends who live on the same street.In this delightful chapter book filled with black-and-white pictures, you'll meet Jamal, Lindalee, Hans, Matteo, and others--the kids who live on Cattywampus Street, not far from the Waddlebee Toy Store. Each of the eleven chapters in this magical, mysterious, silly, scary, happy, and sometimes sad chapter book tells an utterly unforgettable tale about one of the kids. Whether it's about Jamal and his magic ball, which knows how to find him after its been stolen away; or Charlotta, who shrinks so small that she can fit inside her dollhouse; or Rodney, whose pet rock becomes the envy of all the kids on Cattywampus Street, here are stories sure to charm, captivate, and engage all readers of chapter books, even the most reluctant.

      The Kids of Cattywampus Street
    • «Durante todo el día 24 de diciembre los hijos del consejero médico Stahlbaum no habían podido entrar en la sala principal y menos aún en el salón de gala contiguo. Fritz y Marie estaban agazapados en un rincón de la salita de atrás; el oscuro crepúsculo había hecho ya su aparición y sentían mucho miedo, pues, como solía ser habitual ese día, no les habían llevado ninguna luz. Fritz, susurrando en secreto, le contó a su hermana pequeña (acababa de cumplir siete años) que, desde por la mañana temprano, había estado oyendo ruidos, murmullos y suaves golpes en las habitaciones cerradas. Que no hacía mucho un hombrecillo oscuro había pasado por el pasillo a hurtadillas con una gran caja bajo el brazo, pero que él sabía de sobra que no era otro que el padrino Drosselmeier». Así comienza el cuento clásico que Hoffmann compuso para los hijos de su amigo Julius Eduard Hitzig: Marie y Fritz, quienes, como señala la traductora, Isabel Hernández, en su epílogo, «no son solo niños, sino que como tales representan algo mucho más valioso y que es ni más ni menos la poesía romántica frente al mundo racional de los adultos».

      Cascanueces y el rey de los ratones