Un ladrón entra en tu vida no para robar dinero, sino tu tiempo. Te invita a leerlo, sugiriendo que su presencia es segura y que al abrirle la puerta, has aceptado conocerlo. La lectura se convierte en un acto de conexión, dejando claro que no hay peligro en sumergirse en sus palabras.
Walter Pimienta Libros
