Fredrik Backman destaca por capturar la complejidad de las relaciones humanas y la búsqueda de sentido en la vida cotidiana. Sus obras se caracterizan por una mezcla única de humor, melancolía y una profunda comprensión de la naturaleza humana. A través de sus personajes, explora temas como la soledad, la comunidad y la bondad inesperada que puede conectar incluso a las almas más extrañas. Su estilo es accesible pero profundo, ofreciendo a los lectores una experiencia cautivadora y conmovedora.
Del autor de "Gente ansiosa", esta novela narra la historia de Beartown, un pueblo pequeño con grandes sueños. La semifinal nacional de hockey se convierte en un catalizador de un acto violento, dejando a una joven traumatizada y al pueblo en confusión. Explora la lealtad, el compromiso y las decisiones que nos definen.
"¿Acaso tengo que andar todo el día sonriendo como un bobo?? Ove no es el típico vecino con el que te apetece cruzarte en el barrio. Es un cascarrabias, un pesado que insiste hasta la exageración en mantener el orden y la disciplina, un casi sesentón solitario y resentido a quien el destino ha arrebatado demasiadas cosas. Sin embargo, en la vida de Ove algo está a punto de cambiar. Una serie de circunstancias fortuitas van devolviéndole poco a poco la fe en el género humano. Y, al mismo tiempo, las personas que le rodean comienzan a comprender que su barrio no sería el mismo sin el gruñón de Ove. Sería un lugar más frío, menos solidario y, aunque parezca mentira, también mucho menos divertido ... porque, al final, todo el mundo quiere a Ove."
Ove no es el típico vecino con el que te apetece cruzarte por el barrio. Es un cascarrabias, un pesado que insiste hasta la exageración en mantener el orden y la disciplina, un casi sesentón solitario y resentido a quien el destino ha arrebatado demasiadas cosas. Sin embargo, en la vida de Ove algo está a punto de cambiar. Una serie de circunstancias fortuitas van devolviéndole poco a poco la fe en el género humano. Y, al mismo tiempo, las personas que le rodean comienzan a comprender que su barrio no sería el mismo sin el gruñón de Ove. Sería un lugar más frío, menos solidario y, aunque parezca mentira, también mucho menos divertido ... Porque, en realidad, todo el mundo quiere a Ove