El ropaje y la figura humana : cómo dibujar pliegues, tejidos y vestidos
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El dibujo de la figura humana nos compromete a nosotros mismos, por completo: atañe a la emoción que sentimos frente al modelo mientras observamos sus características físicas y percibimos, alternándolos con los nuestros, sus estados de ánimo. Quizá, de forma parecida a lo que sucede en el “retrato”, y con valores aún más sutiles y profundos, observar el cuerpo de uno de nuestros semejantes provoca una especie de mirada también sobre su “fluir”interior y provoca casi una reflexión o una “proyección”en él...No sorprende, por tanto, y es bien sabido, que desde los primeros balbuceos del sentir artístico y religioso la representación del cuerpo humano ha constituido uno de los temas más elevados y significativos. El desnudo identifica al hombre en su esencia, quizá con itinerarios diversos en las civilizaciones de Occidente y en las orientales: en las primeras, por ejemplo, parece surgir, como rasgo distintivo, la tensión en el análisis, en la descripción, en la anatomía y en la explicación de lo orgánico, en la composición entre “generalidad”e “individualidad”;en las segundas, al contrario, predomina la atención por el fluir vital, por los indicios difuminados pero reveladores de los caracteres más íntimos y esenciales de las energías interiores.
El retrato es,en su acepción habitual,la representación de los rasgos de un ser humano,es decir,de su rostro o de la figuraentera.Siempre ha sido,y es aún,un tema importante en las artes figurativas y caro a los artistas,que han encontrado en él,además de un género profesional bien retribuido y socialmente apreciado por su valor simbólico o conmemorativo,tambiénuna oportunidad muy interesante para indagar sobre la condición humana observada desde el punto de vista físico y,sobretodo,psicológico.Es este último punto de vista el que tiende a predominar en los tiempos modernos,ya que la fotografía,como es sabido,ha reducido mucho la función del retrato dibujado y pintado entendido como único medio para reproduciry transmitir los rasgos fisonómicos de un individuo.Pero éste era,evidentemente,tan sólo uno de los aspectos (el “documental”) del retrato artístico.Reflexionando sobre mi experiencia de retratista,ilustrador y profesor,he tratado de simplificar y de compendiar en una visiónde conjunto los principales problemas con los que normalmente se topa uno al empezar a afrontar el dibujo de la cabeza“genérica”y,posteriormente,del verdadero retrato parecido.Algunos temas de especial importancia (por ejemplo:el dibujo de las manos,el retrato de los niños y de los ancianos,el retra-to de la figura entera,las “cabezas características”,etc.) deberán ser necesariamente profundizados y a ellos se dedican otrosvolúmenes de esta serie.