La paciente silenciosa
- 400 páginas
- 14 horas de lectura
Como miembro de los Satmar, una comunidad de judíos ultraortodoxos en Williamsburg (Brooklyn, Nueva York), Deborah Feldman crece bajo un estricto código de costumbres que rige desde su idioma -el yidis- o su indumentaria hasta sus lecturas y las personas con las que le es permitido relacionarse. Siendo adolescente, intuye que puede existir una forma de vida alternativa entre los rascacielos de Manhattan, y se debate entre la responsabilidad de ser una buena judía jasídica y sus anhelos de independencia, como los que anidan en las protagonistas de las novelas de Jane Austen o Louisa May Alcott que lee a escondidas de su familia. Pero pronto se ve atrapada en un matrimonio concertado que resulta frustrante, sexual y emocionalmente. Todo cambia cuando, a los diecinueve años, da a luz a su hijo y comprende que, a pesar de todos los obstáculos, ha de encontrar para ambos un camino hacia la libertad.
Todos los pueblos tienen sus secretos, pero el de Gentry es especialmente siniestro: a veces, se dice, los bebés son secuestrados y sustituidos por niños nacidos en el inframundo. Mackie siempre ha sospechado que era uno de esos sustitutos; lo nota en su frágil salud, en su extraña aversión al hierro, en la mirada huidiza de su madre... Nada le gustaría más que ser un chico normal, ir al instituto y tocar el bajo. Pero cuando Tate, la chica de sus sueños, pierde a su hermana, Mackie sabe que es el único que puede rescatarla. Sólo el amor podría empujarle a regresar a ese mundo espantoso... su verdadero hogar.