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Robert Walser

    15 de abril de 1878 – 25 de diciembre de 1956

    Robert Walser, escritor suizo de lengua alemana, es celebrado por su sofisticación lingüística y vitalidad. Su obra navega la tensión entre una devoción modernista por el arte y un cuestionamiento persistente de su legitimidad moral y utilidad práctica. Walser explora contrastes entre un estilo exuberante y la melancolía reflexiva, las demandas de la naturaleza frente a la cultura, y el respeto democrático por la individualidad frente a las reacciones elitistas a la cultura de masas.

    Robert Walser
    Los hermanos Tanner
    El pequeño zoológico
    Desde la oficina
    El paseo
    El  bandido
    Lo mejor que sé decir sobre la música
    • 2016
    • 2016

      Recopiladas por primera vez en un solo volumen, las narraciones de Robert Walser sobre el mundo de la oficina resultan esclarecedoras, divertidas y, sobre todo, profundamente anticipatorias. El autor de El paseo comenzó a escribir hacia 1900, cuando iniciaba su vida laboral. Como aprendiz en un banco, consideró que la oficina era algo de una irritante novedad; a sus ojos, suponía la encarnación de una existencia predeterminada y carente de sentido, al mismo tiempo que el lugar donde surgían los sueños y fantasías que permitían al poeta adueñarse de la realidad. Los relatos de Walser a propósito de los empleados, al igual que las sátiras de Melville, Gógol o Kafka sobre la burocracia, proyectan una luz tan esclarecedora como divertida en torno a la racionalización y la disciplina del mundo del trabajo.

      Desde la oficina
    • 2015

      La vida vista desde la perspectiva de un protagonista muy particular. «¿Acaso Simon Tanner no vagabundea, nadando en la felicidad, para no producir nada, a no ser el goce del lector?»Franz Kafka De 1905 a 1913 el escritor suizo Robert Walser vive en Berlín, donde el poeta Christian Morgenstern lee Los hermanos Tanner, su primera y más celebrada novela, que recomienda al editor Bruno Cassirer: «Este hombre hablará así mientras viva y sus libros serán un extraño y fascinante espejo de la vida». Como todas las obras de Walser, ésta entusiasma a críticos y escritores, pues, al igual que El ayudante y Jakob von Gunten, sus otras dos grandes novelas, retrata con excepcional intensidad el perfil errante de su autor, uno de los novelistas que más influencia ha ejercido sobre tres generaciones de escritores alemanes. Robert Walser (1878-1956) fue un autor de culto alabado por personalidades de gran altura literaria como Franz Kafka, Herman Hesse o Robert Musil. La enfermedad mental que padeció a lo largo de su vida no le impidió escribir una prosa preciosista, ingenua y poética que sigue siendo referencia en la narrativa contemporánea.

      Los hermanos Tanner
    • 2014

      Jakob von Gunten

      • 128 páginas
      • 5 horas de lectura

      «Aquí se aprende muy poco, falta personal docente y nosotros, los muchachos del Instituto Benjamenta, jamás llegaremos a nada, es decir que el día de mañana seremos todos gente muy modesta y subordinada. La enseñanza que nos imparten consiste básicamente en inculcarnos paciencia y obediencia, dos cualidades que prometen escaso o ningún éxito. Éxitos interiores, eso sí. Pero ¿qué ventaja se obtiene de ellos? ¿A quién dan de comer las conquistas interiores?». Así empieza Jakob von Gunten, la tercera novela de Robert Walser, la más amada por el autor, pero también la más discutida e innovadora, escrita en 1909 en Berlín, tres años después de haber dejado el Instituto donde se había educado. Y el gran protagonista de esta «historia singularmente delicada», según un juicio de Walter Benjamin, es el propio Instituto Benjamenta: el alumno Jakob, a través de su diario, nos introduce en todos sus secretos, en sus dramas y pequeñas tragedias y en todos sus misterios, convirtiéndolo en uno de los escenarios más memorables de la literatura del siglo xx.

      Jakob von Gunten
    • 2012

      «Un personaje tan singular como Walser no hubiera podido inventarlo nadie», escribió Elias Canetti. Robert Walser nació en Biel, Suiza, en 1878. A los catorce años abandonó sus estudios para trabajar de botones. Se preparó tenaz y humildemente para ejercer varios oficios –actor, librero, secretario, archivero, incluso asistiría a un curso para emplearse de mayordomo en un castillo de Silesia–, pero todos fueron un fracaso. Entre 1904 y 1925 publicó toda su obra poética y novelística, que entusiasmó a la crítica y a los escritores de lengua alemana más importantes de su tiempo; lo que no impidió siquiera un alivio en la absoluta precariedad en la que vivía. A partir de 1925, los síntomas nerviosos, de origen hereditario, se intensificaron hasta tal punto que, en 1933, ingresó voluntariamente en el manicomio, del que ya no saldría hasta el día de Navidad de 1956, cuando unos niños lo encontraron muerto en la nieve. El ayudante cuenta, con una ironía extraordinaria, la historia del ingeniero Tobler, que se separó de su mujer y sus cuatro hijos después de su ruina, a la que asistirá paso a paso, y de la manera más sumisa, su fiel empleado Joseph. Walser narra una experiencia autobiográfica, apenas alterada, después de trabajar seis meses en la casa del ingeniero Dubler. La novela se publicaría en 1908, siendo acogida por la crítica con el mayor de los entusiasmos.

      El ayudante
    • 2012

      El bandido

      • 160 páginas
      • 6 horas de lectura

      Escrito en el verano de 1925, poco antes de que Walser abandonara para siempre la escritura, El bandido cierra el ciclo novelístico del escritor suizo y constituye la prueba irrefutable de la modernidad de su obra. Concebido como experimento literario -Walser jamás previó publicarlo-, El bandido es la historia de un pobre diablo enamorado de una camarera, de sus trifulcas, sus desplantes y todos los intentos que emprende con el fin de atraer para sí la belleza de su amor. Hasta aquí nada nuevo. Sin embargo, el genio de Walser va más allá y pone en tela de juicio buena parte de las convenciones de la novela tradicional. La distancia entre el narrador y el personaje se va diluyendo conforme avanza el relato, se nos prometen datos que no se nos darán y escenas que quedarán en el aire, se nos pide que colaboremos y que seamos condescendientes con el bandido, ese «inútil», ese «desecho» incapaz de atenerse a las leyes de una sociedad, la burguesa, que todo lo rige. Es éste un libro fascinante, único, en el que confluyen la ironía, la mordacidad y esa tímida melancolía tan típica de Walser.

      El  bandido