Dietario voluble
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Enrique Vila-Matas recibió el encargo de escribir la vida de la artista francesa Sophie Calle durante un año. Y a cambio ella se comprometió a vivir la vida que él escribiera. El resultado esPorque ella no lo pidió, un peculiar relato donde el autor juega con las posibilidades de la ficción y las sorpresas que trae la realidad
En Doctor Pasavento el relato se convierte en una reflexión y en un experimento literario en el que Vila-Matas muestra su desbordante talento discursivo. Doctor Pasavento es la historia de un narrador que desea dejar de serlo. Así, Andrés Pasavento desaparece, afanado en seguir los pasos de su maestro, el escritor suizo Robert Walser. Pero en su desaparición descubre que nadie le busca, que nadie pregunta por él, que nadie pronuncia su nombre. En definitiva, que nadie le recuerda, si es que hay algo que recordar. El narrador partirá, entonces, hacia el manicomio en el que Walser pasó tantos años aislado del mundo con el objetivo de alcanzar la vida plena y pura de escritor. Pasavento emprenderá de este modo un viaje lejos de los hombres, del poder, de las vicisitudes de la omnipresente cultura. Un viaje lejos de todo. Un viaje hacia la nada.
Un libro clave para entender la obra de Enrique Vila-Matas. En Bartleby y compañía Enrique Vila-Matas comparte con el lector la más grande de sus pasiones, la literatura, para hacer de esta obra un homenaje a todos aquellos escritores que un día dejaron de escribir. Cuando Herman Melville dio vida al personaje del escribiente Bartleby creó sin saberlo el modelo a seguir para algunas de las más brillantes plumas de la literatura universal, escritores que dejaron de escribir sin que nadie pudiera saber nunca por qué. A caballo entre la novela, el ensayo y el diario personal en una original fórmula que lleva el sello inconfundible de su autor, Bartleby y compañía es una reflexión con una pregunta como telón de fondo:¿por qué renunciar a la literatura? Quizá las grandes obras se escondan detrás de esos silencios que siguen a la famosa cita de Melville. Quizá, después de todo, sea preferible no escribir." El narrador es un rastreador de Bartlebys, esos seres que se niegan a escribir, llevados por la pulsión negativa e inspirados en el famoso oficinista del relato de Herman Melville que, ante cualquier requerimiento, responde siempre diciendo: «Preferiría no hacerlo».En sus notas a una novela nunca escrita, este explorador del mal endémico de las letras contemporáneas habla de Rulfo, de Rimbaud, de Salinger, de Kafka, de las razones que los llevaron al silencio y de las historias reales e inventadas que bordean el laberinto del No.
Invitado en Lyon a un simposio internacional sobre la novela, un doble del escritor Vila-Matas es dejado por un taxi en su hotel sin que allí nadie le dé la bienvenida. En la soledad de su habitación redacta una teoría general de la novela, incidiendo especialmente en los cinco elementos que deben reunir los textos para pertenecer al nuevo siglo, mientras la organización que le ha invitado a Lyon sigue sin ponerse en contacto con él. De regreso a Barcelona, le parece descubrir la futilidad de todo ensayo y de todo viaje y quizás incluso la futilidad de todo, de modo que acabará destruyendo la teoría, si bien ésta podría servirle a alguien para escribir Dublinesca.
El narrador de esta historia comienza explicándonos su ocurrencia de participar en un concurso de imitadores de Hemingway. No en vano, es su héroe literario por excelencia. A raíz de esta idea, resurgen los recuerdos de su paso por el París de los años setenta, que de igual modo que el París era una fiesta del nobel norteamericano, también narra sus años de formación como escritor. Fusionando magistralmente autobiografía, ficción y ensayo, nos va contando la aventura en la que se adentro cuando redacto su primer libro en una buhardilla de París cuya atípica casera era nada menos que Marguerite Duras. Después del resonante éxito de El mal de Montano, el autor consigue en esta nueva novela una armoniosa y logradísima síntesis de las muchas facetas de su singular narrativa.
Existe el viaje circular, el del retorno al lugar de origen que describe la Odisea. Pero también existe el viaje sin retorno, la odisea rectilínea y sin Ítaca que transforma a un individuo que ya no regresa a casa. Dentro de este segundo apartado debe incluirse la original modalidad del viaje vertical que es el que, tanto en lo geográfico como en lo vital, emprende el protagonista de esta novela, el septuagenario Federico Mayol hombre de negocios, aficionado al póquer, nacionalista catalán cuando al día siguiente de celebrar sus bodas de oro se ve sorprendente y absurdamente obligado por su mujer a dejar para siempre el domicilio conyugal. Como siempre en Enrique Vila-Matas, pululan los fantasmas de la vejez, la soledad, la locura y centellea el dilema entre supervivencia y suicidio. En esta ocasión en forma de un viaje vertical que es, por su trayectoria geográfica (de Barcelona a Oporto para bajar a Lisboa y después descender a Madeira y finalmente sumergirse en un extrañísimo destino final), una novela atlántica y al mismo tiempo la historia de una iniciación a la cultura, es decir, la clásica novela de aprendizaje, de no ser porque su protagonista tiene una edad en la que generalmente ya nadie aprende nada. Y al fondo de toda la historia, el drama de una generación de españoles que vio truncada su formación cultural y las libertades republicanas por la guerra civil y los años de barbarie que siguieron.
Esto de fracasar, hay que hacerlo bien. Y parece que Enrique Tenorio, el narrador y protagonista de la primera novela que publicó Enrique Vila-Matas tras sus libros de relatos, lo aplica a conciencia en esta novela que el autor, en su blog, describe así:De cómo bajo la luna exagerada de Veracruz me encontré con Rosita Boom Boom Romero, que ordenó matar a mi hermano, y de cómo confundí al asesino con Dios y de cómo Sergio Pitol me ayudó a salir del enredo. México visto como una metáfora personal de la fiesta y de la desesperación.
Un inquietante itinerario moral, estético y literario a través de relatos cuyo nexo es el suicidio.Suicidios ejemplares reúne una serie de relatos en torno a un mismo tema, con una amplia gama de posibilidades: saltar al vacío, volarse la tapa de los sesos, tomar veneno, destriparse, abrir el gas y meter la cabeza en el horno, arrojarse bajo las ruedas de un coche, dejarse consumir por la melancolía, convertirse en fantasma e, incluso, hacerse fulminar por un relámpago.No obstante, los protagonistas de estos relatos solo coquetean con el suicidio, quizá lo llegan a planear meticulosamente, pero jamás lo llevan a cabo.