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Jörg Blech

    1 de enero de 1966
    Wu xiao de yi liao
    Healing through exercise
    Inventing Disease and Pushing Pills
    Medicina enferma
    Los inventores de enfermedades
    El destino no está escrito en los genes
    • 2012

      El destino no está escrito en los genes

      • 304 páginas
      • 11 horas de lectura

      Cada vez está más extendida la opinión de que nuestra biología determina lo que somos. Que tener el gen de la diabetes, o del cáncer, o de la obesidad nos hace más propensos a padecer cada una de esas patologías. Los medios de comunicación, ávidos de titulares, favorecen esa tendencia. Al fin y al cabo, si los genes son culpables de la adicción al tabaco, de la torpeza al volante o de la alopecia eso hace inevitable que fumemos, abollemos más nuestro coche o seamos calvos, y no hay nada que podamos hacer al respecto, ¿verdad? En realidad, sí que lo hay. Tal como demuestra Jörg Blech, los últimos descubrimientos científicos ponen de manifiesto precisamente lo contrario: somos responsables de nuestros genes. Nosotros, y lo que nos ocurre a lo largo de la vida. El afecto recibido durante la infancia, lo que comemos, si hacemos ejercicio o cultivamos el intelecto son cuestiones que determinan lo que somos, afirma Blech, en mayor grado que la herencia genética. Las sustancias adictivas y la contaminación, pero también las experiencias, los sentimientos y las relaciones, dejan huellas biológicas en las neuronas y determinan cómo se encuentran nuestras psiques. Del mismo modo, las personas que realizan ejercicio, comen fruta y verdura en abundancia, no fuman y consumen alcohol con moderación prolongan su vida una media de catorce años.

      El destino no está escrito en los genes
    • 2007

      Medicina enferma

      • 240 páginas
      • 9 horas de lectura

      Artroscopias inútiles, intervenciones cardíacas peligrosas y diagnósticos contradictorios son ejemplos de cómo entre un veinte y un cuarenta por ciento de los pacientes se someten a procedimientos médicos sin beneficios significativos. La medicina, lejos de ser una ciencia exacta, presenta errores evidentes. Jörg Blech, con argumentos sólidos y documentación exhaustiva, revela una paradoja de la medicina moderna: la sofisticación de los métodos de diagnóstico ha llevado a que más personas sanas sean catalogadas como enfermas, ampliando el alcance de lo que se considera enfermedad. Todos, de alguna manera, somos potenciales pacientes. Detrás de estas prácticas se esconden la ignorancia, la mala fe y, a menudo, el afán de lucro. Este análisis muestra cómo la medicina en sociedades avanzadas se ha vuelto disfuncional, generando costos sanitarios exorbitantes que podrían ser mejor invertidos en educación para una vida más saludable, programas de prevención para poblaciones en riesgo o atención más humana a quienes ya padecen enfermedades. Estas alternativas podrían ser, en muchas ocasiones, la mejor terapia y el camino para restaurar la dignidad en la práctica médica.

      Medicina enferma
    • 2005

      Los inventores de enfermedades

      • 224 páginas
      • 8 horas de lectura

      Jörg Blech nos descubre de qué manera la industria farmacéutica nos manipula y hace todo lo posible por convertirnos sistemáticamente en pacientes y da las claves sobre cómo podemos protegernos de ello. En los últimos años, en el mundo industrializado, han hecho su aparición una serie de enfermedades “nuevas”, en algunos casos con sintomatología más bien difusa, e inmediatamente han aparecido los medicamentos para tratarlas: menopausia masculina, hijos inquietos, colesterol demasiado alto, timidez enfermiza, hipertensión arterial, fatiga crónica... ¿Hasta que punto todas estas enfermedades realmente lo son? ¿Es necesario y útil tratarlas médicamente, o es la industria farmacéutica la que crea falsas necesidades orquestando poco éticas campañas de márketing? La industria farmacéutica está redefiniendo la salud humana de tal modo que la convierte en un estado que ya nadie puede alcanzar. Muchos de los procesos normales de la vida: el nacimiento, la vejez, la sexualidad, la infelicidad y la muerte, así como otros comportamientos completamente normales, se nos presentan sistemáticamente como patológicos. Los consorcios que operan globalmente patrocinan la invención de enfermedades y métodos de tratamiento enteros para facilitar nuevos mercados a sus productos, ya que proclamando el colesterol factor de riesgo número uno, o instaurando dudosos exámenes preventivos, puede ganarse mucho dinero.

      Los inventores de enfermedades