Peque Y Yo
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Cuando mi perro Peque murió, en casa nos pusimos muy tristes. Al día siguiente, una nube negra comenzó a seguirme a todos lados, y no podía levantar la cabeza, me entró jabón en los ojos, por lo que no podía dejar de llorar, y un pulpo me agarró muy fuerte del corazón, tanto, tanto, que me dolía. Pero un día recordé que Peque era el mejor perro-almohada, era taaaaan blandito, el mejor perro- aspiradora, se comía todo lo que se me caía al suelo, el mejor perro-payaso, me hacía reír hasta casi hacerme pipí de la risa...

