En los años anteriores a la Segunda Guerra Mundial la nueva Kriegsmarine se convirtió en un enemigo temible de la todopoderosa Royal Navy. Aunque siempre actuó en una descorazonadora inferioridad, las nuevas y, en muchos casos, revolucionarias unidades alemanas lograron disputar el dominio de los mares a sus poderosos enemigos, escribiendo páginas épicas, gracias a acorazados como el Bismarck o el Tirpitz.
Tras haber sobrevivido al primer invierno ruso, la Wehrmacht ya no tenía fuerzas para atacar a lo largo de los tres ejes como al comienzo de Barbarroja, y lanzó en el verano de 1942, una ofensiva hacia el sur, con un claro estratégico, los campos petrolíferos del Cáucaso. Pero, poco a poco, una ciudad que no había sido considerada en ningún momento como un objetivo de la ofensiva se convirtió en todo un símbolo de la lucha a muerte entre Alemania y la Unión Soviética: Stalingrado.El Sexto Ejército se enfrascó en una lucha casa por casa que le impidió hacer valer su enorme superioridad táctica y operativa sobre sus enemigos, Los combates alcanzaron una violencia desconocida incluso en el frente oriental. Teniendo que mantener un frente demasiado extenso, la Wehrmacht ofreció un flanco vulnerable al Ejército Rojo, que aprovecharía su oportunidad lanzando un contraataque contra la parte más débil del enemigo.Pero el objetivo inicial de Stalin era demasiado ambicioso. Sus irreales planes para asestar un golpe mortal a la Wehrmacht por medio de cuatro grandes ofensivas lograrían acabar con el Sexto Ejército, pero a un precio elevadísimo. Y el triunfo inicial conduciría a una amarga derrota en Kharkov, con lo que el equilibrio estratégico se alcanzó una vez más en el este. Habría que esperar un año más para romperlo.
El devenir de los acontecimientos de la Segunda Guerra Mundial propiciaron el notable desarrollo de la artillería anticarro y la autopropulsada, entre otros, que colocaron al arma alemana de artillería en la vanguardia tecnológica de la época. Este libro, elaborado por un experto, realiza un extenso recorrido por las principales máquinas y los protagonistas de la contienda.
1940 schien der Siegeslauf der deutschen Wehrmacht unaufhaltsam: In einem Blitzkrieg von wenigen Wochen hatte sie das so starke anglo-französische Koalitionsheer niedergerungen, und diesen raschen Sieg verdankte sie vor allem der Luftwaffe. Diese war in erster Linie als taktisches Instrument des Blitzkrieges geschaffen worden. Nun aber wurde Görings Luftwaffe ein strategisches Ziel gesetzt: Die Erringung der Luftherrschaft über dem Ärmelkanal als unerläßliche Vorraussetzung für das Unternehmen „Seelöwe“ - die geplante Invasion Englands! Trotz aller Mängel und Fehler und jenseits von Mythos und Propaganda wußte das britische Jägerkommando seine Trümpfe auszuspielen - darunter das Radar - und so die vermeintlich unbesiegbare deutsche Luftwaffe in ihre Schranken zu weisen. Churchill bemerkte treffend: „Nie zuvor in der Kriegsgeschichte verdankten so Viele so Wenigen so viel.“