El avaro / el enfermo imaginario
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No le cuesta nada contraer matrimonio: es el lazo con que caza a sus víctimas, y las puede cazar por docenas. Damas o doncellas, burguesas o villanas: ninguna es demasiado buena o demasiado mala para él. Y si quisiera decirte los nombres de todas las mujeres con las que se ha casado en diversos lugares, no acabaría hasta la noche. Moliere, el mejor comediógrafo francés de todos los tiempos, es también un maestro en el arte de mezclar lo cómico y lo dramático, y en obras tan complejas como Don Juan sugiere unas inquietantes perspectivas que van mucho más allá de lo que suele ofrecer una comedia.
Jean-Baptiste Poquelin (1622-1673), más conocido como Molière, fue no sólo el más célebre de los autores dramáticos franceses, sino también un gran director y actor de su propia compañía teatral. Entre sus obras destacan 'Las preciosas ridículas', 'La Escuela de las mujeres', 'El avaro', 'Don Juan', 'El misántropo' y la que presentamos hoy aquí: 'Tartufo' (1664). El autor, con el pretexto de presentarnos una simple historia familiar, zahiere la hipocrecía religiosa, a la que agrega un elemento de intriga policial (un confrecillo en el que se guardaban ciertos documentos) para mantener el interés por el desenlace. Esta crítica de la falsa devoción, que hoy veríamos con una sonrisa, le significó en su momento la persecución y la prohibición de su obra.
Molière, el mejor comediógrafo francés de todos los tiempos, es también un maestro en el arte de mezclar lo cómico y lo dramático, y en obras tan complejas como Don Juan y Tartufo sugiere unas inquietantes perspectivas que van mucho más allá de lo que suele ofrecer una comedia.
Este libro reúne dos obras claves de la producción de Molière, que fueron profundamente criticadas y censuradas en la época de sus estrenos. Tartufo, que sintetiza de manera notable las preocupaciones de la mayoría de los dramaturgos, pues refleja un incansable afán de mostrar los defectos de sus contemporáneos, a través de un drama sicológico, pero con claros tintes de comicidad. En Don Juan, nos encontramos con el clásico personaje galante, frívolo y libertino, pero en la versión de su comedia, Molière le confiere un espíritu libertario que desafía la autoridad y los convencionalismos.