Ena Marchi Libros

Fin dalle primissime battute di questa commedia al tempo stesso esilarante e feroce appare chiaro perché Roman Polanski abbia deciso di portarla sullo schermo – e perché attori come Isabelle Huppert, Ralph Fiennes e James Gandolfini abbiano voluto interpretarla a teatro. Poche volte, infatti, un autore è stato capace di squarciare con altrettanto soave crudeltà i veli destinati a ricoprire la costitutiva barbarie della creatura umana. Nel lindo, assennato salotto borghese in cui due coppie di genitori si incontrano per cercare di risolvere, da persone adulte e civili quali essi ritengono di essere, una questione in fondo di poco conto (una lite scoppiata ai giardinetti tra i rispettivi figli), vediamo sgretolarsi a poco a poco le maschere di benevolenza, tolleranza, buona creanza, e di correttezza politica, apertura mentale, dirittura morale; e sotto quelle maschere apparire il ghigno del nume efferato e oscuro che ci governa sin dalla notte dei tempi: il dio del massacro, appunto. Con uno humour corrosivo e una sorta di noncurante cinismo (e senza mai assumere il tono del moralista), in una lingua volutamente media, che sfodera tutto il suo micidiale potere, Yasmina Reza costruisce un brillante psicodramma, porgendo allo spettatore (e al lettore) uno specchio deformante nel quale scoprirà, non senza un acido imbarazzo, qualcosa che lo riguarda molto da vicino.

Milan Kundera se sirve a la vez de una novela francesa del siglo XVIII y de una excursión que a él y a su mujer se les antoja hacer a un castillo de Francia convertido en hotel, para ir dando vida a una serie de personajes del pasado y del presente que terminan coincidiendo en un congreso de entomólogos que se celebra en sus salones. Personajes e historias de ayer y de hoy van entrelazándose de tal manera que a nadie sorprendera, por ejemplo, que un hombre enfundado en un casco de motociclista, azorado e impaciente, se aleje en su moto a toda velocidad, mientras otro, con una peluca blanca, adormilado y ensimismado, se sube a una calesa que parece salida de una estampa del pasado : el primero desea sin duda dejar algo tras de sí a toda prisa ; el segundo, en cambio, parece disponerse a rememorar, al paso lento del caballo, la noche que acaba de pasar con la intrigante y seductora Madame de T.

En la China comunista de Mao Zedong, dos jóvenes amigos, hijos de ¿intelectuales¿, son enviados a una aldea campesina para su ¿reeducación¿, puesto que las costumbres de su medio son consideradas perniciosas y contaminantes para el régimen. Perdida en las montañas, la aldea y su lejanía son los recursos para que los amigos descubran una vocación con la que su castigo se hace más tolerable: se hacen contadores de historias. Entre los trabajos pesados y humillantes, el mejor descanso son los largos viajes que tienen que hacer a otras aldeas para ver las películas y luego poder contarlas al jefe de la aldea y a sus pobladores hasta el más mínimo detalle. Como buenos lectores que han sido, los amigos se ayudan con las historias leídas para atraer a su público y finalmente¿para cautivar a la joven costurera. En estas circunstancias la lectura se les hizo una necesidad y los libros se volvieron tesoros por los que se haría cualquier cosa, incluso robárselos, aunque con ello pusieran en riesg ...