Tratado de las pasiones del alma
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Este influyente pensador del siglo XVII es aclamado como el padre de la filosofía moderna y una figura clave de la Revolución Científica. Sus escritos moldearon profundamente el pensamiento occidental posterior, y continúan siendo objeto de estudio esencial. En matemáticas, estableció la geometría analítica, uniendo álgebra y geometría y sentando las bases para el cálculo. Sus indagaciones filosóficas sobre la mente y el mecanismo anticiparon posteriores exploraciones sobre la inteligencia artificial, con su famosa afirmación "Pienso, luego existo" que encapsula su búsqueda de certeza.







El cartesianismo hace mucho tiempo que murió. El pensamiento de Descartes, sin embargo, pervive y pervivirá mientras exista como guía de reflexión la libertad de pensar. Este principio constituye la más deliciosa fábula que el hombre pudo inventar, y eso se lo debe a la humanidad, en buena parte, a Descartes y, especialmente, a las dos obras que el lector tiene entre sus manos. Leer a Descartes es uno de los mejores ejercicios para mantener vivo el más importante impulso de la filosofía moderna: una duda previa absoluta, un escepticismo como punto de partida del genuino saber. Con todo, el principal mérito del que pasa por ser el primer racionalista oficial de la historia de la filosofía, ha consistido en su matizada crítica al pensamiento dogmático. Nada, efectivamente, puede ser aceptado en virtud de una autoridad cualquiera. Este héroe del pensamiento moderno, en palabras de Hegel, ha llevado a la filosofía por caminos apenas percibidos anteriormente, atreviéndose, por decirlos en palabras de Dalembert, a enseñar a las buenas cabezas a sacudirse el yugo de la escolástica, de la opinión, de la autoridad; en una palabra, de los prejuicios y de la barbarie y, con esta rebelión cuyos frutos recogemos hoy, ha hecho a la filosofía más esencial quizá que todos los que ésta debe a los ilustres sucesores de Descartes.