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Harold Robbins

    21 de mayo de 1916 – 14 de octubre de 1997

    Este autor es célebre por sus audaces narrativas que abordan temas controvertidos y exploran la psique humana con honestidad descarnada. Su estilo, marcado por la sexualidad cruda y el realismo crudo, sumerge a los lectores en mundos de intensos altibajos emocionales. Retrata de manera convincente los ascensos y descensos de personajes ambiciosos en contextos de turbulentos cambios sociales. Sus obras, aclamadas mundialmente por su verdad inquebrantable y su destreza narrativa, se han convertido en pilares de la cultura popular.

    Harold Robbins
    No amarás a un extraño
    El precio del placer
    El Líder
    Traficantes de sueños
    Los aventureros I.
    Biblioteca Grandes Exitos 29
    • 2001
    • 1992

      Traficantes de sueños

      • 558 páginas
      • 20 horas de lectura

      Harold Robbins sitúa la novela en un periodo fascinante de la historria: la creación de Hollywood, el mundo de los sueños. Para ello hace un despliegue estructural importante: el pasado y el presente se alternan entre sí del mismo modo que un narrador omnisciente sucede al punto de vista del protagonista de la novela, Johnny Edge. La trama es amplia y prolija y aprioristicamente fascinante: la creación de un mundo desde la nada gracias al esfuerzo de una serie de tipos absolutamente enloquecidos por la fiebre del éxito. Sin embargo los personajes son meros arquetipos que carecen de toda profundidad, falta sentido del humor y precisamente todo lo que hizo a Robbins famoso: desgarro, sexo, descenso a los infiernos. La peculiar traducción de la versión censurada que leí tampoco me ayudó mucho. Se echa en falta una mayor fuerza y menos paginas. El resultado final es frío y previsible, como de cartón piedra, no parece haber sido escrito por Robbins. Podríamos definir esta novela como una especie de Los pilares de la tierra de los inicios del cine pero sin crímenes ni sangre. Todo lo contrario, se echa de menos en el libro que los malos sean malos de verdad. Me gusta mucho el final porque si algo sabe hacer muy bien Robbins es buscar buenos finales a sus novelas. Pero es una pena que la historia no sea mucho más personal, más corta, más desenfrenada.

      Traficantes de sueños
    • 1987

      El éxito es su religión: el talonario de cheques su arma de dominio; la competencia su infierno cotidiano. Una vez más, Harold Robbins nos muestra al desnudo un mundo tensa, vertiginoso, implacable: el mundo de los grandes negocios, que forma parte ya de la mitología del siglo. Sus héroes son hombres que pervierten cuanto tocan, que destruyen y se destruyen en un juego escalofriante de posesos. Gentes como Stephen Gaunt, que entre negocio y negocio, en una pausa en cualquiera de sus viajes, se complace en prostituir a una muchacha en aniquilar a un hombre indefenso. Hombres como Sam Benjamín, gozador insaciable de placeres, cercado siempre por un ejército sumiso de aspirantes a estrellas o de estrellas fracasadas a la caza del último contrato. Los Herederos es una crónica de nuestro tiempo, cruel, amarga, desesperada, un auténtico Robbins.

      Los herederos
    • 1986
    • 1986
    • 1982